
Hoy despido la semana con un post en el que me apetecía recordar la importancia de protegerse del sol también en invierno.
No hace mucho teníamos en urgencias un paciente que, tras un fin de semana en la nieve, no venía con nada roto (¡milagro!) pero sí con importantes quemaduras en cara y mucosas.
A pesar de su mala fama, la
radiación solar posee beneficios sobre la salud, ya que es imprescindible para sintetizar la
vitamina D en la piel, que es necesaria para la absorción del calcio en los huesos.
Podemos obtener los niveles necesarios de vitamina D dos dos formas: a través de los alimentos ingeridos en la dieta (cuanto más ricos en esta vitamina sean, más cantidad podremos asimilar), y sobre todo gracias al efecto de los rayos del sol sobre nuestra piel al sintetizar nuestro cuerpo la vitamina por efecto de la radiación.
Pero la exposición al sol ha de realizarse siempre de forma controlada y con unas precauciones, especialmente cuando se trata de los más pequeños y ancianos.